-
Bueno, chau.
-
Chau.
Sabían
perfectamente que ninguna despedida era
creíble. Se volverán a ver, ambos lo saben. Y así será. Se encontrarán en otro lugar, luego de un
largo tiempo transcurrido, en otra plaza, en otro bar. Irán a una nueva casa,
se recostarán en una nueva cama, tomarán algún que otro vino, dormirán otros
ratos. Se mirarán mientras dejarán correr libre al tiempo, al viento. Se
mirarán una vez más y dejarán hablar a sus miradas, solo a sus miradas. Qué
dirán más que cualquier palabra, que cualquier otro lenguaje, cualquier tipo de comunicación. Hablarán sus miradas de
todo ese tipo de asuntos, los que no se pueden pronunciar. Sus ojos se contarán
todas las historias transcurridas durante ese tiempo, todas las tristezas, todas las hazañas
y hasta las miserias.
Si,
se volverán a encontrar, para entender una vez más, que nada es casualidad, todo es causalidad. Volverán a
mirarse y no importa si es acá o en Omán, si es ahora o en 20 años más. O miles
de años más.
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