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(...)

-       No…., ya sé lo que usted cree…, pero escúcheme…, yo no estoy loco. Hay una verdad, sí…, y es que yo sé que siempre la vida va a ser extraordinariamente linda para mí. No sé si la gente sentirá la fuerza de la vida como la siento yo, pero en mí hay una alegría, una especie de inconciencia llena de alegría.
 
Una súbita lucidez  me permitía ahora discernir los móviles de mis acciones anteriores, y continué:
-       Yo no soy un perverso, soy un curioso de esta fuerza enorme que está en mí…
-       Siga, siga…
-       Todo me sorprende. A veces tengo la sensación de que hace una hora que he venido a la Tierra y de que todo es nuevo, flamante, hermoso. Entonces abrazaría a la gente por la calle, me pararía en medio de la vereda para decirles: ¿Pero ustedes por qué andan con esas caras tan tristes? Si la vida es linda, linda, ¿no le parece a usted?
 
Roberto Arlt, "El juguete rabioso". Argentina 1926

 

 

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