Una fuerza inmensa que nace,
tanto por dentro como por afuera. Una
fuerza inimaginable que nace a cada momento, y no puede morir. Aun así, esta fuerza nace
pequeñita, algo débil. La fuercita va creciendo, transitando la vida llorando y
riendo. Y a medida que crece, que madura, se convierte en fuerza inagotable. Se
va abriendo, expandiendo, no deja de crecer. Se traslada a otras formas, nuevos
lugares. A la fuerza la llamaron Arte. Y ya te dije, no puede morir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario