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Clímax

Recuperándose del trance, abrió lentamente sus ojos, mientras  aquel pensamiento se le convertía en realidad. Como un volcán de verdades explotaba desde la más profundo de su cuerpo una única certeza. Certeza que inundaba todo su cuerpo de lava y de luz, todo su cuerpo y la habitación. Toda la habitación y el cuerpo que se encontraba a su lado. Aquel cuerpo, la habitación y la cuidad se inundaban de la auténtica luz. Una luz que anunciaba, confirmaba y gritaba que la eternidad era ese preciso instante.

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