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Andrómeda - Láctea.

Francisca pasea por plaza Italia mientras observa las caras pasar. 
Los rostros y sus expresiones de dolor. Las marcas del tiempo y del amor.
Isabella viaja por el espacio y se ríe de los arcos de luz que se forman con la velocidad.
Francisca trabaja, estudia y se emborracha para olvidar.
Isabella merodea por lugares sin final. Se estremece con las lluvias con las brisas y con las estrellas.

Camina por la plaza, se topa con un mundo, se llena de energía y explota de alegría. Así, como si nada. Todo se le llena de claridad, una claridad infinita y lejana.

Durante su viaje, espontáneamente, le surge una profundísima tristeza. Por unos segundos el alma le pesa. La edad la quema, le produce ceguera. Una angustia mucho más grande que ella la revuelca, la amedrenta.

Francisca subsiste dentro de la Vía Láctea. Isabella existe por los rincones de Andrómeda.
De vez en cuando, cada tanto, sus energías se intercambian, se superponen. 
De esa forma mantienen un equilibrio. Y ellas, ellas ni se enteran. 



- "Cualquier porción de materia interactúa con todas las demás, 
a cualquier distancia, por medio de la atracción gravitatoria" -

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